Harta de oír por las esquinas que era fría, que su corazón era un pequeño bloque de hielo, decidió dejar ese estado de indiferencia y dar algo de calor a su vida.
Inocente, accedió a regalar todo lo que había guardado a aquel chico de mirada sencilla. Engulleron todo el amor posible, se atiborraron a besos y caricias. ¡La chica de hielo estaba irreconocible!
Pero como siempre ocurre, las cosas caen por su propio peso. Y comenzaron a comer de ese amor sin apetito. Tenían esa sensación pesada, de intentar tragar a la fuerza. Era lo que pasaba por comer tanto, supongo que aborrecieron esa comida.
Y después de un tiempo en ayunas, la pobre y cálida chica, volvía a tener un hambre voraz. Pero él, él parecía haber pedido ya el segundo plato.
Entonces, harta de esperar, harta de intentar que a él volviese a gustarle esa comida que algún día adoraron, volvió al pasado.
Decidió que ya no volvería a hacer la tonta, que nunca volvería a comer con tantas ganas ni un bocadito más de amor. Que con el corazón de hielo, todo era más fácil y se estaba mejor.
Y comenzaron a comer de ese amor sin apetito. me quedo con esa frase,me gusta mi amorrrrr, y no me pongas fotos como la de la actu anterior en plenos examenes qe asi no vamossssss jajajaj
ResponderEliminar